De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Me llamo Shipeni Suzioki y siempre he sido muy optimista. Apenas había tenido disputas en mi vida y siempre he sido bondadoso con todo el mundo, incluso con el puto chulo de mí clase me he llevado bien, pero no sería hasta que me encontrara con cierto tipo que dejaría de pensar así, ese hijoputa conocido como Sheldon Cooper. En esta historia no os hablare de lo bien que estoy ahora, sino el horror que supuso para mi persona el tener que convivir con esa maligna criatura.
Corría el año 1985, después de la muerte de Kenny pero no antes del atentado a las torres gemelas. El aeropuerto estaba nublado y apenas se veía una mierda (supongo que sería porque era invierno). Nada más llegar a California, tuve un especié de escalofrió, pensé que sería una paranoia tonta y proseguí mi viaje hacia mi nuevo apartamento.
Cuando llegue, pique a la puerta y solio un hombre de tez negra. Era muy extraño, ya que iba con un vestido rojo e increíblemente tan musculoso que estaba seguro que si quería, me podía arrancar los huevos al más puro estilo de Candyman. Sentí mucho miedo pero debía preguntar:
- Disculpe buen señor ¿Es usted el físico Sheldon Cooper?
- ¿Ese loco? Es el de al lado...
Mire hacia el otro lado y sentí el mismo escalofrió... Cuantas veces me maldije por no irme de ahí... Justo cuando iba a picar la puerta, salió un tipo extraño, el gran Charlie Harper Sheldon Cooper, tan majestuoso, increíblemente pálido... Era como contaba la leyenda.
- Buenos días, ¿Usted es el Dr. Sheldon Lee Cooper?
- ¿Te parezco otro? Supongo que debes de ser Shinpene Suzuki
- Me llamo Shipeni Suzioki...
- ¿Eres científico? ¡No! Muy bien, vamos a firmar el contrato.
Aquella contestación me molesto un poco pero decidí dejarlo correr. Cuando hablo sobre firmar algo, creía que se refería a un chiste de mal gusto, ya que ya había pagado la mitad del alquiler... Que errado que estaba... Estuvimos revisando 1.000.000.000 páginas que resumidamente le cedían el control total sobre la casa, mi vida e incluso si podía follar y si podía, a que maldita hora... Sin embargo solo sería el principio de una horrible pesadilla.
Al día siguiente, me percate de algo horrible. Apenas habían muebles en el apartamento y le pregunte a Sheldon a que se debía.
- Los muebles no son necesarios, son gastos inútiles que no necesitamos ¿No tienes bastante con tu cama?
- Pero es que el piso se ve muy vacío.
- Tranquilo, dentro de cinco años, acabaras acostumbrándote...
¿Cinco años? Aquello empezó a acojonarme, pero pensé que con la crisis debía acostumbrarme, ya que uno no debe gastar tontamente y además, estaba con un científico y se supone que son muy listos... Listo no sé, pero si puede afirmar algo, estaba como una puta una regadera.
Justo cuando iba a irme a trabajar al restaurante de mí primo, Sheldon se acercó a mí con una mirada de homicida...
- Por cierto, me gustaría que vinieras a recogerme al trabajo a las 12:33PM. Hoy salgo antes.
- ¿¡Que!? ¿Por qué he de ir a recogerte?
- Porque sabes conducir.
- ¿¡Que!? No, lo quiero saber, es porque he de ir yo a recogerte.
- Porque lo estipula nuestro contrato. Lastimosamente la hoja que estipulaba que debías llevarme se perdió y no estás obligado.
En ese instante pensé en agarrarlo del cuello y romperle los huevos con un martillo pero supe tranquilizarme y le dije que ya le recogería.
Cuando regrese al apartamento, Sheldon me dijo que era noche de tostadas de zanahorias y resultaba que yo era alérgico al semen trigo... Tuve que comer una zanahoria quemada ya que el muy cabron no me dejo comer otra cosa...
Esa misma noche, tuve un sueño muy extraño. Estaba con un gato y este tenía la cara de Sheldon. Me ordenaba que debía lamerme los pezones y se ponía a mear en el pecho diciendo que Egipto estaba helado... Después me mordía los huevos John Kramer y me desperté con la cama mojada...
Llevaba tres meses conviviendo con Sheldon y me daba la ligera impresión que si seguíamos juntos en ese apartamento acabaría muriendo uno de los dos... Sus normas se habían vuelto más estrictas y me había hinchado tanto las pelotas que ya creía que si no meaba más de cinco veces al día, me acabarían reventando. Una vez, me lo estaba montando con una rubia tremenda y el muy bastardo entro diciéndome que le tenía que haber avisado con un plazo de 48h ¡Si la acababa de conocer!
Pero ese día ocurriría algo mucho peor. Acababa de volver del restaurante y nada más llegar, me salto que porque no quedaba más mantequilla. Le conteste que tal vez porque se la hubiera untado en los huevos... El tío no entendió lo que le dije y empezó a sermonearme sobre el uso de la mantequilla, quien la invento y como se metía por el culo transporta antiguamente.
- ¡Me importa una mierda jodido capullo! - le grite.
y entonces me explico que la rabia era un sentimiento que...
Cogí un cuchillo y le raje la yugular, después, lo trocee en varios cachos y lo deshice en ácido sulfúrico... Me desperté y recordé como me había largado del apartamento y luego volví y empezó otra discusión sobre a que horas podía ir a cagar al váter y cuales mear (todo por separado). Arto, fui a dormir y tuve ese fantástico sueño.
Me fui a tomar un vaso de leche y vi a Sheldon jugando al Wow. Hice todo lo posible para que no se diera cuenta de mi presencia y sin evitarlo me tiro un pedo... Me miro y me salto que habia de aprender a controlar mi trasero sino me violaria... Le mire con rabia, me encerre en mi habitación y empecé a escribir en la pared con sangre;
Mire el escrito con satisfacción y una fantástica tranquilidad invadió mi cuerpo. Era... Lo que deseaba. Aunque tenía las herramientas necesarias, sabía que matar a Sheldon no me excitaria reconfortaria al final, así que decidí hacer lo mejor. Buscar un país donde no haya gente como Sheldon Cooper.
Prepare mis maletas, y fui a ver a Sheldon.
- Sheldon, ¿Podemos hablar?
- Pues claro que puedes, que pregunta más...
-¡Cállate ya coño! ¡Como sabrás me largo y espero que el próximo que te aguante pierda la paciencia y te mate so capullo!
Se quedó mirándome, tal vez le deje desconcertado o pensó en que mi comportamiento era estúpido, solo sé que no me contesto ni nada. En ese mismo instante, me encontraba tan bien que nada en el mundo podría desilusionarme.
Mientras baje por el ascensor (lo único que funcionaba en esos malditos apartamentos) tope con un tipo con gafas y una melena muy mal cuidada. Parecía un friki de esos que nunca ligan. Me pregunta por el apartamento de Sheldon Cooper y entonces me vi reflejado en el mismo y le dije en tono tenebroso.
- Hazme caso ¡CORRE!
Llegue hasta el tren, en el andén 12 y 3/4. Mire a mi alrededor y vi a un joven Hannibal Lecter y un emo con sangre en la boca. No sentí ningún miedo, la pesadilla ya había terminado.
Aun hoy día me pregunto que habrá sido de Sheldon Cooper. ¿Le habrán arrancado las tripas? ¿Le coserían la boca y lo meterían en alguna prueba de Saw? Siempre recuerdo cuando me fui de aquel sitio y nunca he sentido ninguna felicidad similar, ni cuando nació mi primera hija o cuando murió mi padre. ¿Sería más feliz si me hubiera follado cargado a Sheldon? Quien sabe, nunca lo sabremos, solo espero que quien le aguante ahora lo este triturando con mucha paciencia...
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